Abeer: How I arrived at Asylum Access
I wanted to work with an organization that is targeting the systems that strip refugees and immigrants from their dignity and basic human rights, and that is exactly what we do
(En español abajo)
Dear friends,
My name is Abeer and I am the Media and Development Lead at Asylum Access. Let me tell you how I got here, why I love working at Asylum Access and why this work is important.
I joined the Asylum Access team less than a year ago in February 2022, but my recruitment process was not as simple as some people might think. It took me 7 months to have a start date from the time I was offered the job. You might be wondering – why? Because I am an immigrant and it took that long for the United States Citizenship and Immigration Services (USCIS) to approve my work authorization. People assume a lot of things about this journey but let me share mine with you.
I was only 19 years old when the war started in 2011 in Syria which triggered me to start my career in the humanitarian sector in my home city, Aleppo. Like many other Syrians, I was forced to leave because by 2016, Aleppo became one of the most dangerous cities in the world to be a civilian. While I left what most people call a “warzone, the black hole of the world or the city of ghosts”, to me, Aleppo is my home. It is where I grew up and is still where my mother, father and some of my childhood friends, whom I haven’t seen for six years, reside and brave unbearable circumstances. Therefore, leaving was a difficult decision I was forced to make.
I came to the U.S. with insistence to do everything in my power to better myself, get higher education and build a life that I would not be able to build in Syria. I wanted to maximize my potential and do everything I can to be independent and become a contributing member of society. However, I was faced by an entire new set of unnecessary challenges posed to me by the immigration system.
I found myself spending most of my time chasing visas, travel documents, and work permits. I am now an immigrant and because I fall under this category, I cannot travel, work and live like a free person. There is an expiration date and a limit on everything in my life from how many years I can stay in school to how many hours I can work a week and when I can travel abroad. Any small mistake I make counting my work hours or traveling without having certain paperwork, can jeopardize my legal status and become grounds for my deportation. Additionally, the topic of immigrants is always political. This means that the rules dictating my life can change at any time without me being able to voice my concerns because I cannot vote or participate in these conversations.
Living in this system, which is unfortunately not unique to the US, has set me back many times in the past years and caused me so much anxiety and stress as my entire life continues to revolve around it. The bureaucracy and delays in processing the huge amounts of paperwork I am required to have all the time caused me to be separated from my family for 6 years, and put a total of 1 year gap in my career. These years are the steep price I pay for my safety in this system.
That is why I believe in Asylum Access and the work we do. I wanted to work with an organization that is targeting the systems that strip refugees and immigrants from their dignity and basic human rights, and that is exactly what we do. Our unique approach empowers people to reclaim their rights and make these rights an integral part of the immigration processes that they have to go through in each country. I am proud to be helping people like me to access their rights and rebuild their lives with dignity and freedom from fear wherever they find themselves. I am very happy to have landed a job at an organization that walks the talk and proud to say that I am not the only forcibly displaced person on our team.
Forced displacement is an ever evolving journey that requires a lot of sacrifice and patience. While the reasons behind forced displacement may vary, the road to build a new life is always full of moments of heartache, as well as small and big victories. Those moments are forever vivid in the minds of those who experience them. With all the ups and downs in my journey, what kept me going was the community of people who believed in my potential and helped me to keep pushing myself forward.
People like you are what makes this support system possible. Therefore, I would be deeply grateful for any contribution you can make to our cause which sees the potential, determination and hope in those who have been forcibly displaced. I am so excited to be reaching out to our donors and I look forward to serving our community together with your support.
Quería trabajar con una organización que se dirigiera a los sistemas que despojan a las personas refugiadas e inmigrantes de su dignidad y de sus derechos humanos básicos, y eso es exactamente lo que hacemos
Hola amigas y amigos de Asylum Access,
Mi nombre es Abeer y soy la responsable de Medios de Comunicación y Desarrollo en Asylum Access. Permíteme contate cómo llegué aquí, por qué me encanta trabajar en Asylum Access y por qué este trabajo es importante.
Me incorporé al equipo de Asylum Access hace menos de un año, en febrero de 2022, pero mi proceso de contratación no fue tan sencillo como algunas personas podrían pensar. Tardé 7 meses en tener una fecha de inicio desde que me ofrecieron el trabajo. Se preguntarán: ¿por qué? Porque soy una mujer inmigrante y el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) tardó ese tiempo en aprobar mi autorización de trabajo. La gente asume muchas cosas sobre este viaje, pero permíteme compartir el mío contigo.
Solo tenía 19 años cuando empezó la guerra en 2011 en Siria, lo que me llevó a empezar mi carrera en el sector humanitario en mi ciudad natal, Alepo. Como muchas otras personas sirias, me vi obligada a marcharme porque en 2016 Alepo se convirtió en una de las ciudades más peligrosas del mundo para ser una persona civil. Aunque dejé lo que la mayoría de la gente llama “zona de guerra, el agujero negro del mundo o la ciudad de los fantasmas”, para mí, Alepo es mi hogar. Es donde crecí y sigue siendo el lugar donde residen mi madre, mi padre y algunas de mis amistades de la infancia, a quienes no he visto desde hace seis años, y que afrontan circunstancias insoportables. Por lo tanto, marcharme fue una decisión difícil que me vi obligada a tomar.
Llegué a Estados Unidos con la insistencia de hacer todo lo que estuviera en mi poder para superarme, obtener una educación superior y construir una vida que no podría construir en Siria. Quería maximizar mi potencial y hacer todo lo posible para ser independiente y convertirme en un miembro activo de la sociedad. Sin embargo, el sistema de inmigración me planteó toda una serie de retos innecesarios.
Me encontré pasando la mayor parte de mi tiempo persiguiendo visados, documentos de viaje y permisos de trabajo. Ahora soy una mujer inmigrante y, por pertenecer a esta categoría, no puedo viajar, trabajar y vivir como una persona libre. Hay una fecha de caducidad y un límite para todo en mi vida; desde cuántos años puedo permanecer en la escuela hasta cuántas horas puedo trabajar a la semana y cuándo puedo viajar al extranjero.Cualquier pequeño error que cometa contando mis horas de trabajo o viajando sin tener ciertos papeles, puede poner en peligro mi estatus legal y convertirse en motivo de mi deportación. Además, el tema de las personas inmigrantes es siempre político. Esto significa que las normas que dictan mi vida pueden cambiar en cualquier momento sin que yo pueda expresar mis preocupaciones porque no puedo votar ni participar en estas conversaciones.
Vivir en este sistema, que por desgracia no es exclusivo de Estados Unidos, me ha hecho retroceder muchas veces en los últimos años y me ha causado mucha ansiedad y estrés, ya que toda mi vida sigue girando en torno a él. La burocracia y los retrasos en la tramitación de las enormes cantidades de papeleo que me exigen todo el tiempo me han hecho estar separada de mi familia durante 6 años, y me han hecho perder un año de mi carrera. Estos años son el elevado precio que pago por mi seguridad en este sistema.
Por eso creo en Asylum Access y en el trabajo que hacemos. Quería trabajar con una organización que se dirigiera a los sistemas que despojan a las personas refugiadas e inmigrantes de su dignidad y de sus derechos humanos básicos, y eso es exactamente lo que hacemos. Nuestro enfoque único capacita a las personas para que reclamen sus derechos y para que estos sean parte integral de los procesos de inmigración por los que las personas tienen que pasar en cada país. Me siento orgullosa de ayudar a personas como yo a acceder a sus derechos y a reconstruir sus vidas con dignidad y libres de miedo donde sea que se encuentren. Estoy muy contenta de haber conseguido un trabajo en una organización que cumple lo que dice y orgullosa de decir que no soy la única persona desplazada por la fuerza en nuestro equipo.
El desplazamiento forzado es un viaje en constante evolución que requiere mucho sacrificio y paciencia. Aunque los motivos del desplazamiento forzado pueden variar, el camino para construir una nueva vida siempre está lleno de momentos de dolor, así como de pequeñas y grandes victorias. Esos momentos están siempre vivos en la mente de quienes los experimentan. Con todos los altibajos de mi viaje, lo que me hizo seguir adelante fue la comunidad de personas que creyeron en mi potencial y me ayudaron a seguir avanzando.
Personas como tú son las que hacen posible este sistema de apoyo. Personas como tú son las que hacen posible este sistema de apoyo. Por lo tanto, estaría profundamente agradecida por cualquier contribución que puedas hacer a nuestra causa que ve el potencial, la determinación y la esperanza en aquellas y aquellos que han sido desplazados por la fuerza. Estoy muy emocionada de acercarme a nuestras y nuestros donantes y espero que podamos servir en conjunto a nuestra comunidad con tu apoyo.